21 de diciembre de 2013

Bifurcación entre tú y yo.

A tu lado todo se basaba en cruces.
Cruces de miradas fortuitos, de tus ojos buscando los míos hasta el encuentro y el calor en mis mejillas. Cruces, que acabaron siendo sinónimo de complicidad entre almas que se atraen la una a la otra, y van en su busca, hasta unirse. Cruces, de mi mirada buscando consuelo en la tuya o algún reflejo de amor, de que lo que sentía era cierto. Cruces, a los que ni yo misma aportaba cualquier importancia; cruces, que pasaron y acabaron siendo todo.
Cruces de caminos, de vidas que se juntan para luego separarse, como el nuestro. Te fuiste y nuestros caminos se separaron, como si todo lo que nos queda de ello fuera el cruce que tuvimos.
Cruces en calles, cruces en paseos, cruces en autobuses,... En eso se convirtió todo aquello que tuvimos.
Ahora solo me brindas un cruce de miradas, tu mirada rehuyendo de la mía cuando te observo, quizás porque mis ojos expresan todo lo que siento y no quieras afrontarlo. O quizás porque ya te olvidaste de mí. O quizás porque no quieres mostrar el vacío que hay en tus ojos.

En los cruces de miradas, se haya toda la verdad que necesitas saber a cerca de una persona, porque se basan en la mirada, en los ojos, que son el espejo del alma, de nuestros sentimientos.