24 de febrero de 2015

De vuelta al "estoy en casa"

Me acunaría en tu mirada
hasta mecerme en el agua de tu pupila
y decir que, por fin, formo parte de ti.

Me balancearía en tu risa
hasta que esa escandalosa melodía
formara parte del ritmo de mis pasos.

Me abrazaría al placer que supone tú junto a mí,
el arrope de tu brazo sobre mi cuerpo
y el escalofrío en mi cuello por tus labios.

Me quedaría a habitar en tus manos,
causantes del más leve cosquilleo
y agitación en todo mi ser
y de la sonrisa sin por qué de mi boca.

Te habitaría, me acunaría, balancearía en ti,
porque no he encontrado algo tan similar
a lo que llamar hogar
que como lo que he hallado en tus brazos.

9 de febrero de 2015

El giro repentino con vuelco de tu vida en la mía

Sombras pasajeras que atormentan hasta convertirse en eternas,
como tu presencia en mi vida que creía extinta
y ahora te tornas presente devolviéndome a las respiraciones agitadas.
Luces parpadeantes constituyen los momentos
de aquel desunido nosotros
que se nutrían de la oscuridad y el dolor de cada uno de los suspiros
que dando nos íbamos.
Luces efímeras de lo que algún día fuimos
que regresan a mi mente atropelladamente
para denotar que aún existes en mi atormentado interior.
Sombra inmutable que eres,
y giras,
y otros trescientos sesenta grados,
y giras,
y volcamos,
convirtiéndonos
en uno solo: nosotros.
Nosotros,
metáfora de que vida y muerte se unen
para formar dolor y amor,
para constituirnos.


(Has vuelto.)