27 de diciembre de 2014

Trescientos sesenta y varios días

Apareciste de milagro y casualidad en mi vida
con tu característico disimulo,
sin hacer ruido,
hasta que ya fue tarde para que me diera cuenta
de tu presencia bajo mi pecho.
Trescientos sesenta y dos días
cuento desde que sacudiste
mi corazón por primera vez.
Fíjate que narro nuestra historia en pasado
porque tú decidiste no formar un futuro,
ni tan siquiera darnos un presente.
Trescientos sesenta y tres días;
he soñado que volvías
y ahora la realidad me sabe a poco.
Invadiste cada parte de mí
enseñándome que ya no podía ser sin ti,
que no podía hablar
sin que te colaras en cada una de mis palabras.
Trescientos sesenta y cuatro días;
ha pasado mucho
desde la primera sonrisa que me robaste.
Y ahora que no sé ser sin ti,
que te has ido,
que mi realidad me sabe a poco,
que no volverás,
dime, ¿cómo hago para continuar?
Trescientos sesenta y varios días;
he perdido la cuenta
desde que habitas mi corazón.



(Un año.)

20 de diciembre de 2014

Causas de corazón roto.

Lo que más me duele de nosotros es que nunca
llegaste a saberlo:
moría por dentro.
Lo que más me duele de aquel nosotros
es que nunca supiste que te dedicaba
mis suspiros
mis versos
mis insomnios
mis deseos
mis noches
y cada sueño.
Lo que más me duele de nosotros
es precisamente eso, nosotros,
que nunca terminamos de ser
pero tampoco nos dejamos no ser.
Lo que más me duele de ti
eran tus a medias, tus mitades,
nunca fuimos ni tampoco no fuimos.
Fuimos dos mitades
que jamás se llegaron a unir.
A medias los besos
los deseos
los suspiros
el amarnos
y el estar juntos.
Fuimos a medias
y por eso no sé
darnos un fin.

23 de noviembre de 2014

Una mentira más

Quiero despojarme de los sentimientos
y dejar al desnudo a mi corazón.
Pero eso ya lo haces tú.
Con tus ojos oscuros
te cuelas en mi interior vacío
y lo habitas de sensaciones que,
antes, ni sabía que existieran.
Te cuelas dentro de mí
como si fuera una puerta abierta
que para los demás siempre estuvo cerrada.
Me enseñas a ser dentro de tus abrazos
cálidos, a volver a sentir
y a que ya nada es como antes.
Porque nada podría volver a ser igual
después de ti.
Ahora estoy tratando de volver a vaciarme,
porque a ver cómo le explico a estos
sentimientos que te has ido.
Voy a vaciarme de ti
como si nunca hubieras pasado por mí
como si nunca me hubieses devuelto a la vida
como si nunca me hubieras hecho volver a latir
como si nunca fuimos uno
como si nunca hubiese dicho "te quiero".
Como si esto solo fuera una mentira más
Por más que trate,
no podré vaciarme de lo que
siempre formará parte de mi ser:
tú.

22 de noviembre de 2014

No sé.

Enamorarse aún el riesgo de saber que no funcionará, de saber que tarde o temprano acabará y nada volverá a ser igual. Querer quedarte atrapada en un abrazo que no quieres que acabe. Querer encerrarte en sentimientos que sabes que no acabarán. Y ese es el problema.
El problema reside en cuando miras a unos ojos y sabes que no quieres dejar de hacerlo, en cuando sabes desde tu seguridad que no quieres separarte ni centímetros de esa persona. Que quieres cogerla de la mano y no soltarla, sentir sus dedos rozar tus yemas y no saber en qué mundo te encuentras. Querer sentirla hasta cuando sientes que los centímetros os separan.
No querer que se vaya y no querer marcharte, querer sostenerla tu lado, aún cuando sabes que se está yendo.
Enamorarse aún a pesar del dolor.
Y ese es el problema.

11 de noviembre de 2014

Tenía nombre: Tristán

Quiero llorar a la lápida de tu marcha
y desabrocharme todos nuestros recuerdos
para lanzarlos a la fosa común
donde siempre tuvieron que estar.
Quiero despeinar el dolor que oprime mi pecho
y narrar todas y cada una de nuestras desventuras.
Contarle a las dudas
que no debieron existir,
que fueron las culpables de nuestra caída.
Narrarte las penas
vividas tras tu depedida
y perjurarle a mi corazón
que tarde o temprano
dejará de doler mi cicatriz de ti.
Enumerarte las cicatrices
que has dejado con cada huella bajo mi piel
y cada sentimiento
difuminado por el paso del tiempo.
Jurarme a mí
(con los dedos cruzados)
que no volveré a caer en ti.
Y sé que nosotros
nos basamos en mentiras
y que esta es otra más.

Contemplo nuestra historia resumida en líneas
y yo aún no sé borrarte,
a pesar de haberte escrito a lápiz
por si las idas.
Mira el foco de tristeza que son mis ojos
ahora que aullan ante el abandono
y el destrozo
que has dejado a tu paso.
Observa cerrándose a mis labios
con miles de palabras calladas
que auguran serte dichas.
Mira cómo temblaba con cada uno de los roces
de tus dedos en mis tímidas manos,
de tus arañazos en mi inconsciente alma.
Mira ahora.
No somos más que el recuerdo de una tumba
a la que visitar, observar y susurrar:
"sí, fuimos".
Fuimos en pasado
y ya no seremos.

23 de octubre de 2014

"¿Cómo podían asentarse en la tierra dos seres tan volátiles?

Éramos dos histéricos
ante el mundo sempiterno
que se nos abría.
Éramos dos histéricos
ante las ganas incontrolables
de tocarnos y tocarnos.
Hicimos nuestros miles de lugares
y cada momento eterno
con tan solo una mirada.
Y ya nada.
No queda nada
de lo que un día fuimos,
tan solo recuerdos
tan hechos polvo
que vuelan con soplarlos.
Éramos dos ingenuos,
o era yo,
al creer que duraría.
Fuimos ingenuos,
no estábamos hechos
para, ya sabes,
estar juntos.
¿Cómo anclar a dos seres
tan volátiles,
a dos seres inquietos
que solo quieren volar?
Y todo terminó.
Tú volaste lejos
y yo me quedé en tierra;
esperándote, decía.

5 de octubre de 2014

Palabras olvidadas (III)

Esto ha de terminar antes de que me rompa más y ya sí que no sepa qué decir.
Las palabras se esfuman. Como nosotros.
Aunque aquel nosotros no haya podido ser puedo decir el alegrarme de haberte tenido. Hacía tanto tiempo que no sentía; no, no algo así, sino sentir, llevaba mucho tiempo en estado latente sin que nada hiciera funcionar a mi corazón. Hacía mucho tiempo que no me disponía a entregar mi corazón sin miedo a que me lo devuelvan roto (vaya). Hacía mucho tiempo, mucho, mucho mucho tiempo que el amor dió paso al dolor y ya no sentía. Pero gracias a ti he podido.
Gracias a tu pelo revuelto, tus ojos grandes y soñadores, tu sonrisa infantil que arreglaba todo, tus manos temblorosas y tímidas, gracias a que fuiste tú y no cualquier otra persona. Gracias por dejarme sentir como nunca antes había sido capaz. Gracias por dejarme quererte y fingir que todo acabaría bien. Gracias por permitirme imaginar millones de momentos a tu lado y dejarme invadir por un cosquilleo que recorría cada una de mis terminaciones nerviosas. Gracias por todo. Pero ya te has ido y todo esto serán palabras lanzadas al vacío.
Sí, sí hay palabras.
O queda una por decir: Gracias.

24 de septiembre de 2014

Palabras olvidadas (II)

Fuimos un suspiro de dolor, el último aliento de unos labios que se cierran con aun mucho que decir y tan efímeros como la más caótica ráfaga de aire. Fuimos y ya no. Quisimos ser el suspiro tras miles de besos acumulados que se dan, el primer rayo de luz tras mucho tiempo en la oscuridad y tan perduraderos como lo son los amantes que escriben sus iniciales en cualquier lugar. Quisimos anteponernos a la marea del tiempo que nos avisaba que no seríamos eternos. Quisimos y míranos cómo hemos acabado. "Se ha ido" me vuelvo a decir.
Palabras.
Tan solo nos quedan las palabras.
Palabras susurradas por nadie y a la vez por todos. Un "te quiero" olvidado que jamás fue dicho y otros tantos escritos cuando carecían de sentido. Palabras atragantadas en cualquier nudo que suplican ser dichas. Aquella manera que tenías de sonreírme y hacer que jamás quedaran dudas comparado con el silencio que nos sobrevino después. Ya sabía que te irías.
Palabras precedidas a la despedida, la gran y temida despedida que parecía preceder a un "hasta siempre".
Te ibas.
A cada palabra te perdía un paso más.

21 de septiembre de 2014

Palabras olvidadas

No hay palabras.
El cielo se rompe a mi alrededor, la tierra tiembla y hasta el crepitar de las hojas parece haber cesado. No hay palabras para ser capaz de describirlo.
No hay palabras para tanto dolor.
El cielo se rompe y tú ya no estás. La despedida inminente de una voz temblorosa que decía "adiós" y unos ojos lluviosos y tormentosos que rogaban el "quédate". Pero de una despedida no hay vuelta atrás.
Me rompo y ya no estás. Coger un papel y prenderlo hasta que desaparezca sin dejar cenizas, tirar un vaso de cristal al suelo y observar cómo se fractura en miles de pedazos, rasgar un cojín para ver salir todo el relleno de su interior hasta quedar vacío. Así quedó mi corazón. Rasgado, herido, roto, sangrando y fracturado en millones de partes. Un momento que pende de un hilo y, en el instante de pronunciar aquellas palabras, las tijeras de la realidad encargarse de romperlo (o romperme). Un sentimiento que cuelga y es lanzado hasta ver su completa y total destrucción. Así todo ha sido conmigo.
¿Hay palabras para describirlo?
En aquel momento hubiera preferido a la tierra resquebrajándose a hacerlo yo. Hubiera preferido cualquier, cualquier cosa antes que eso. Todo se rompía a mi alrededor en aquella tarde de invierno advirtiendo de que pasaría: nos romperíamos. Nos dejamos romper, o yo me rompí, o ya no sé.
Paseo la mirada por cada momento vivido y no sé en qué fallé.
No hay palabras.
Paseo la mirada a mi alrededor. Las nubes siguen encabalgándose unas con otras, continúan los estruendosos ruidos de niños jugando en el parque, aquel columpio solitario, el mirlo vespertino saludando, el amarillo de la bienvenida del sol cada mañana y tú no estás. Todo sigue pero tú te has ido y yo no sé seguir. "Se ha marchado" trato de repetir una y mil veces seguidas esperando que cobre sentido.
Pero esto son tan solo palabras sin sentido.
He visto como el cielo rompía en miles de pedazos y yo ya no era. Vi romperse mi interior en el exterior, vi cómo te ibas y no hice nada.
Sigue sin haber palabras.

16 de septiembre de 2014

Caída.

Caíamos.
Simplemente quisimos
jugar en el borde de los abismos
que había entre nosotros.
Caí.
Caí por ti
dentro de mí.
Y volví
a caer
y no había mano
para sostener(me).
¿Caiste?
No, no, no, no.
Tú me lanzaste
al más profundo vacío.
No, ni siquieras sostenías mi mano
mientras mirabas como caía.
Fuiste tú quien me dejó caer.
Me empujaste
con tus palabras.
Tú me empujaste
a caer y no volver.




Nos gustaba jugar en el filo del abismo
y sonreír ante el vacío
que se extendía entre ambos.
Nos gustaba fingir el amarnos,
que éramos el uno para el otro
y que jamás íbamos a olvidarnos.
Pero en algún momento soltaste mi mano
para encontrarme en abandono ante el peligro
inminente de caer durante kilómetros.
En realidad los abimos
los formamos nosotros, ¿no?
Así que caímos
o caí
(ya ni recuerdo),
pero sé que aquel fue nuestro fin.
Yo me lancé ante el peligro
de caer y no regresar
mientras tú desde arriba mirabas.
Al final me dejaste caer
y solo se oyó un golpe seco:
mi corazón estallando en mil pedazos.

8 de septiembre de 2014

Cayó al abismo que creó.

Los días son tan solo precipicios
en los que andas en el filo
teniendo la nada a ambos lados.
Parece que pendes de un hilo
y juegas a ser equilibrista en los bordillos
por las aceras desconocidas,
y caes en vilo
al suelo, a la realidad.
Estás en el filo del propio abismo
(de tu propios abimos),
y suenan igual huida y libertad,
¿podrías dejarte caer?

               Tan solo dejarse caer.
  ¿Tentador? No hay nada que perder,
     atrás quedaron los sentimientos.
                            Rendirse
           y entregarse a la oscuridad.

21 de agosto de 2014

Días sin ti

Día tres sin ti:
¿volverías a por mí
si así lo pidiera?
Día tres sin sentirte.
Realmente son más días sin ti,
te estabas yendo antes
de que impedirlo pudiera
(te perdía).
No pudimos ser,
no aguantamos tanto;
no, no pudimos ser
sin destrozarnos antes.
No pudimos ser,
y es ahora cuando tú lejos de mí,
lo llego a saber.
Día tres sin ti:
No pudimos ser.

                Día cuatro sin ti.
             Debí haberlo sabido.
        No duraríamos, te habías ido.
        Fuimos simplemente efímeros
a pesar de que esos meses parecen años.
             Quizás tan solo no fuimos,
¿el uno para el otro no estábamos hechos?
        Ya respondo: Nunca lo estuvimos.
            Momentos y tiempo perdidos,
            a olvidar muchos recuerdos,
            ¿y tú? ¿Qué haré contigo?
           ¿Con tu imagen, tus ojos,
            tus miradas, tus brazos,
            tus libros y tus discos?
            Millones de cajas a llenar,
            a tirar,
            a olvidar,
            por ti,
            por mí,
            por el inexistente nosotros.

16 de agosto de 2014

(Como sugerencia.)

El tiempo nos lo robamos nosotros mismos
a grito de "¡no tengo tiempo!"
y que poca verdad esto tiene lo sabemos,
al final nosotros somos nuestro mayor contratiempo.
Y a hablar dispuestos,
¿no sería mejor disfrutar,
vivir, querer, amar?
¿Tan solo dejarse llevar?
Porque suena bien dejarse llevar,
disponernos
a las manos del azar,
dejarnos
ser sin miramientos algunos.
Así que, permítame decir
(o siquiera sugerir):
¿le gustaría mecerse en el tiempo,
colgarse en sus antiguos y lánguidos brazos?
Y solo el tiempo parece poseer
el poder de nuestras propias vidas.

5 de agosto de 2014

Recuerdos olvidados

Y le olvidé,
como quién olvida qué día es
absorbido en la rutina
de los lugares
y la monotonía.
Y le reconstruí
en todos y cada uno de los recuerdos
(nuestros)
y en su formar de recorrer mi piel.
Y le volví a olvidar
y luego a amar,
e incluso odiar
(todo por él
fue un caos).
Y le recordé,
tal y como es,
(o eso creía)
con su tímida sonrisa,
sus brazos fuertes
y sus descontados hoyuelos.
Y le olvidé,
olvidándole terminé;
demasiado dolor,
decía.
Y le olvidé
y no quiero recordar.

18 de julio de 2014

¿Que qué provocaba coger su mano?

Una mano ciega que buscaba otra a tientas,
y al encontrarla, infinitas descargas eléctricas
que comenzaban en sus manos, en las palmas,
para encoger su estómago y provocar náuseas.

Un pulgar que rozaba la piel cuidadosamente,
despacio, muy despacio, profundamente
recorriendo los surcos, meticulosamente
inspeccionando sus yemas
que solo eran suyas.

Una mirada,
disimulada,
en busca de ojos soñadores
y brillos escalofriantes.

Una mano, dos manos, cogidas,
dos pares de ojos, miradas
sostenidas cautelosamente
por enamoradas almas.

24 de junio de 2014

Por no querer

No quiero acostumbrarme a ti,
quiero descubrirte hasta el fin
y que jamás te canses de mí.

No quiero acostumbrarme a tus ojos,
ni a la curvatura de tus labios,
quiero seguir rodeando tu cuello con mis brazos
y no cansarme de tus tímidos besos.

                                                                        Por querer, no quiero ni verte ir,
                                                                        ni marchar, ni partir,
                                                                        quiero que te quedes junto a mí
                                                                        y que siempre me hagas sonreír.

Por no querer, por favor no te alejes
ni tampoco nunca te marches.

Por no querer, jamás te tendría
a nada más que milímetros
ni de mi cuerpo te alejaría.

                                                                        Por querer, por intervenir,
                                                                        ¿por qué aun no estás aquí?

13 de junio de 2014

Un verso
escrito en el
reverso,
perdido,
en el olvido,
de sus labios
y ojos
color miel.
Quería versarte,
o besarte,
andaba confusa
en tanto pensarte
y parecía difusa.
Difusos
pensamientos
los
tuyos,
y los suyos
extraviados
de tanto quererte.
        
                   Hablaba de sentimientos.

7 de junio de 2014

Compás del corazón

Al principio no te das cuenta, pero estás cayendo poco a poco en sus redes. Al principio, escuchas el compás que marca el ritmo.
Despacio, muy despacio.
El ritmo es lo primero que te conquista de aquella canción. De pronto, la explosión de sonido. Voces, guitarra, bajo, batería,... ¡Ah! ¡Algo de piano! La voz sube y baja, cantándote una historia con la que te identificas. El ritmo cesa y sabes que ha acabado.

Te olvidas de aquella canción, pero te has enganchado.
Poco a poco, comienzas a escucharla cada día, y aquellas explosiones de sonido no vuelven tu interior en ruinas, sino que lo reconstruyen. Poco a poco, aquella historia narrada a golpe de guitrra empieza a ser tuya.
Tuya (y de nadie más).
Poco a poco, el ritmo de la batería comienza a ser tu ritmo de cada día, cada paso, cada andar. Poco a poco, la percusión de las teclas de un piano son el movimiento de tus dedos. Poco a poco, no lo sabías, pero era tu canción favorita.
¿En qué momento pasó a formar parte de ti y no poder desprenderte de ella? No lo sabes, y tampoco quieres saberlo.



Me enamoré de ti como la primera vez que escuché mi canción favorita: Poco a poco, te colaste dentro de mí llenando vacíos hasta que no supe ser sin ti, de golpe.

3 de junio de 2014

Tristes ojos que inspiraban

No sabía qué era la poesía
sin hablar de su inspiración,
que era él, su corazón,
o por quién este latía.
Ella no hablaba de poesía
sin perderse dentro de su mirada,
la cual la dejaba congelada
como sino existía.
Y, así, ella,
solo hablaba de poesía
sin él pensaba
y solo se inspiraba
cuando con él soñaba ella.
No pidas que te hable de poesía
o terminará hablando de sus ojos
y cómo no soñaba con otros
que no fueran los suyos.
No digas que defina poesía
o comenzará a mencionar al amor
y hablará sobre una mundana pasión
que a veces trae puror.
No hables de poesía
(no, por favor)
que hablará de él ella
disfrazándolo de inspiración.

1 de junio de 2014

Insomnio (II)

En medio de la noche, despierta.
Azorada y desesperada.
Por un recuerdo enterrado, despierta.
Dolorida y aprisionada.
Unos ojos del color de la mañana,
es ella en pensar lo primero,
unos ojos que se cuelan por la ventana,
pero ahora está bajada la persiana,
y la oscuridad reinaba.
Ya no dormía,
ni soñar podía,
y por su mente él se colaba.
Insomnio... ¿Él o su fantasía?
Él, que le susurraba,
sin ningún pero,
"Oniria, despierta".
Y, Oniria, ya no soñaba.

21 de mayo de 2014

Mientras, trataba de describirla

La metáfora que se escapaba de sus labios,
que por él quería ser entendida.
El símil de las hojas de sus ojos,
y la mirada de brillo vestida.
El paralelismo de su sonrisa y hoyuelos,
demasiado profundos con caída.
La antítesis entre sus pies y manos,
cada uno siempre por su lado,
sin movimiento coordinado.
La aliteración de su voz ida,
y venida,
sin nada más que acumulados sonidos.
Y nadie,
nunca nadie,
hablaba de la anáfora
de sus brazos,
que repetían consentidos
esos movimientos aquellos
a cada hora.
¡Ah! Y allí estaban los sinónimos
y la enumeración
y el oximorón
y el polipoptón
y la hiperbaton
y la personificación
y, ¡una polisíndeton!
Ella era todo.
Ella es todos ellos.
Ella... Es poesía.

18 de mayo de 2014

Como hogueras

Imagínanos, como grandes amantes
que aprenden a conquistar los Urales,
en tan solo una noche,
que gritaba como una presa hache.

Casi podíamos ser como inmortales,
mientras el atardecer caía en las calles,
y despertábamos a aquellas ciudades
con nuestros gritos infernales.

Y prometíamos no volverlo a hacer,
pero, ¡panda de ilusos!
Era el amanecer volver
y caer en nosotros.

                                           Imagínanos,
                                              a nosotros
                                               prendidos
                            como dos enfermos
                     que se curan con besos.

                                    Intoxicándonos,
                                  deshaciéndonos,
                                       apagándonos
                                   como hogueras
                     entre nuestros cuerpos.
 

11 de mayo de 2014

La historia de O

O siempre había creído en el amor. O, que siempre se había visto envuelta por él, tenía una fe ciega. O, a quién siempre herían y seguía creyendo bajo cualquier pronóstico.

O parecía débil por fuera, pero por dentro era indestructible (o eso creía ella). O se enamoraba y desenamoraba desde los cinco años, le gustaba el amor. A O le gustaba tanto el amor como para cada mañana envadurnarse las manos de crema por si jugaba con aquel chico tan especial y las sintiera suaves. O, a quién aquel amor especial y fortuíto le falló. Pero O continuó creyendo.

Y O se hacía mayor, crecía y crecía, y el amor seguía palpitando en su interior deseando querer. Pero el amor comenzaba a doler demasiado. Digamos que, O, se hizo demasiado mayor y se enamoró del equivocado. Digamos que se enamoró de unos ojos que no devolvían sentimientos y prometieron destrozarla. O, la chica débil por fuera, ahora era un ser caminante que sonaba a cristales rotos, o quizás era su corazón el que sonaba fracturado. O, quién creía ciegamente en el amor, ahora se sentaba a escribir al desamor y a dejar el mundo pasar.

O, creyente ciega de quien más le había fallado en el mundo: Él.

9 de mayo de 2014

Los ojos libros

El hombre que ojeaba libros deseando matar el tiempo. La chica que recordaba años atrás momentos por los colores. Y, entonces, levanté la mirada. Allí estabas, mirándome, con el color de las hojas de algunos libros que ojeábamos, con el color que solo tan tuyo podía ser.
Quizás fue cuando me di cuenta.
Quizás no.
Quizás ya lo sabía.
En aquel momento, las mariposas por tanto dormidas, se agitaron, despertaron de un largo letargo; y yo, ¡qué iba a hacer yo! Yo, que solo quería hacer desaparecer esa distancia de centímetro y volverla milímetros. Yo, que solo sabía imaginar tu mano junto a la mía (a ninguna otra). Yo, que solo pretendía dejar que el mundo fuera de nosotros y de nadie más. Porque prometo que en aquel momento lo sentí.
Sentí que el mundo era nuestro.
De ningún otro.
Sentí. Descubrí.
Y fui consciente de que a las mariposas no se las podía callar.

4 de mayo de 2014

Despedidas fortuítas

                Dime, alma, o corazón,
                o seas quién seas,
¿si tiro todos los recuerdos lejos, si los borro, desaparecería? Sí, ¿desaparecería el dolor en el pecho y aquello que encoge mi estómago?
                           Dime que desaparecerá si lanzo mis sentimientos a la basura. Dime que si borro todas las grabaciones de la película "nosotros", de mi cabeza, todo dejará de doler.

Tan solo... Desaparecer.
                                         Ah, el verbo ansiado por que cumpla con su significado.
Desaparecer: tú, yo, aquel "nosotros" que jamás existió.
Dime, ¿si jamás existió, por qué me duele tanto? Quizás porque para mí sí existió.

27 de abril de 2014

Cicatriz de ti

Cristal.
El amor es de cristal.
Al igual que mi corazón.
Mi corazón, que acaba fatal,
acabado y derrumbado en una explosión.
Corazón.

Amor.
El amor es bonito, como el cristal
y la luz contenida en un jarrón.
Y, este, frágil, cae de manera abismal
y rompe en pedazos toda razón.
Trae dolor.
Dolor.

El roto de aquel cristal,
corta, a este corazón.
Herido corazón.
Y una cicatriz en él, o alteración.

Cristal.
Roto.
Amor.
Corazón.
Pedazos.
Dolor.
Tú.

24 de abril de 2014

Condenados al desastre


            Estamos condenados,
                         tú y yo,
            a no ser uno, perdidos,
                         yo y tú.

La conjunción entre nosotros sobra,
y ha empezado a dejar de existir,
siendo solo una pésima obra
en la que actuamos y no podemos huir.
Ni tú, ni yo, podemos huir
de estos histéricos sentimientos
que anhelan que haya un nosotros
y tú sigues empeñado en dejarte ir.

            Estamos condenados,
                         tú y yo,
            a no ser uno, perdidos,
                         yo y tú.

Y jamás serán otros
a los que mire como a ti.
Y jamás volverá a haber un nosotros,
porque te alejas de mí,
a cada instante, a cada momento.

               Estamos condenados,
                     por el tiempo.
                         Tú y yo.
               Yo.                         Tú.
                        Separados.

22 de abril de 2014

Capturas de felicidad

El frío de entumecerme por la estaticidad de que si me muevo de tu lado desaparezcas.
El fuego helado de tenerte a mi lado y aprender a descongelarlo, haciendo que mis pulsaciones se alteren.
Tus ojos, buscando y contemplando los míos, y solo es brillo.
A milímetros escandalosos de tu boca a la mía, y que desaparezcan para sentir que te quedas.

Todo aquello era felicidad.
Y, por más que traté de abrazarte, de sostener tu mano, te acabaste yendo.
Ojalá aquella ajetreada despedida no hubiese sido la última.

El frío de mi corazón entumecido tras las palabras del hielo final para golpearlo y romperlo.
El fuego helado de mi interior que se asemeja al cristal por la fragilidad de que se destruirá.
Mis ojos, buscando una mirada que se perdió con tu marcha.
A milímetros escandalosos del desastre de mi hundimiento, por tu huida, por mi convicción de que te quedarías.

Y así la felicidad fue momentánea.
Como una captura que puedes ver vez tras vez, sintiendo que aquello que estaba ya no está, porque está roto y esparcido.
Y por más que traté, ahora una parte de mí es polvo por ti.
Ojalá.
Ojalá la felicidad fuera más que una captura.

12 de abril de 2014

¿Volverás?

A cada esquina podía ver un recuerdo asomar en mi mente. A ti y a mí.
Como sombras entre la multitud que sonreían.
A cada cerrar de ojos volvía a contemplarte como siempre lo he hecho.
Sonriendo.
Pero yo ya no puedo sonreír.
Pero tú ya no estás.
Pero ya solo eres un recuerdo y no una realidad.
Y tantos "peros" se acumulan, y tú tendrías que estar para callarlos, como acostumbrabas a hacer conmigo. Con un beso, quizás.
¿A caso hay manera más bonita de callar qué con un beso?
Quizás no la haya.
Quizás sí.
Quizás tú.
Quizás, quizás, quizás, y tan solo indican probabilidad, cuando yo quiero que me digan con certeza que estás.
Estás, en presente.
Estarás, en futuro.
Estuviste, como solo ahora puedo decir.
Y, dime, a cada esquina que cruzo con "peros" y tantos "quizás", ¿harás qué en mi presente diga "volverás"?

9 de abril de 2014

Un viejo extraño conocido

Más allá de mí te encontraba, más allá de mi propia forma corpórea (más bien en la etérea), más allá de la piel superficial de la parte izquierda de mi pecho.

Más allá de todo, descubrí mis sentimientos por ti, allí donde creía que jamás se podía sentir; pues no es lo mismo hablar de escandalosas mariposas y tímidos cosquilleos en el estómago, que sentirlos.

Amor, amor, amor, amor, que repiquetea y palpita (o es la causa de dicho palpito) allá dentro de mí. Palpita, por cada vena, enseñándome a volver a encontrar terminaciones nerviosas desconocidas hasta que llegaste. Repiquetea, en mi cabeza, como un viejo extraño conocido del que todos hablan y nadie conoce.

Amor, amor, amor, que consume y hace arder el fuego allá en mi interior. Arde a cada recuerdo mi aliento, apagando mi voz y produciendo cenizas atadas a mi garganta, hasta ser disueltas por caer al ras de mis mejillas. Consume, cada fibra, cada rincón, cada célula en mí para crear nuevos vacíos que no deberían existir.

Más allá de mí, te encontré a ti; para yo dejar de ser y aprender a no poder ser sin un antes que tú.

7 de abril de 2014

Sonrisa desdentada

Si sonreías, algo en mí brillaba.
Como una luz en plena oscuridad.
que a apagarse comenzaba.
Porque no sonreías, no, al menos, de verdad.

Y, quizás,
aquella sonrisa tan tuya,
con unos dientes, cuyas
únicas piezas
empezaban a no existir,
porque no valían nada.

Una sonrisa desdentada,
desdentada de solo ser apariencia
y carecer de (sí, eso) cada
sentimiento, en una coexistencia
con aquellas tristezas.

Una sonrisa desdentada,
la tuya,
porque solo ocultaba
la tristeza sin libertad
que a tu alma poseía.

                                             Una sonrisa                  desdentada.



Tu sonrisa desdentada,
que de sentimientos se desvestía
para mostrar una acostumbrada soledad.

1 de abril de 2014

Recuerdos extraviados de un momento

El agridulce sabor de felices recuerdos que llenaban cada recoveco de mi pecho, hasta llegar a mi boca, que sabía escandalosamente a ti, cómo si aun no te hubieras marchado.

Árboles. Frío. Dulce. Pinchazos.
Así, te recordaba, mi mente, mi corazón y mi anhelado deseo de que volvieras. Así, así te recordaba hasta la despedida.

Recuerdos agalopados por llegar, agalopados por conseguir saber cuál sería el primero en hacer que temblara, de pies a cabeza, como tú solías hacer. Recuerdos de temblores por revivir momentos a tu lado sola, temblores por volver a pensar en la forma de estremecerse que tenía mi estómago a cada una de tus sacudidas. Recuerdos del tímido roce de mi mano sobre tu piel, sobre tu pelo, sobre tu cuello, sobre ti. Recuerdos escandalosos de tu piel de gallina y tus escalofríos vislumbrados por mi roce con tu cuello. Recuerdos, recuerdos y más recuerdos.

Cada vez que recuerdo un momento a tu lado, la nostalgia invade todo aquello de mí que no pertenecía a nadie más que a ti, todo aquello que no sabía que podía llegar a sentir.
Cada vez que recuerdo un momento a tu lado, una parte de mí desearía saber volver a vivirlo, aunque solo fuera por recordar esa fugaz y olvidada sensación de felicidad.

Cada vez que te recuerdo, una parte de mí muere, en cada sacudida de nostalgia de ti.

16 de marzo de 2014

Lo que quise haber sido.

Lo que quise haber sido y no supe.
Lo que quise y no tuve.
Lo que pudimos haber sido, y no fue.

Éramos un soplido de aire frío,
que consume en un cuerpo el brio
y te arrastra como un torrente, o un río.

Lo que pudimos haber sido, no pudo ser.
Recuerdos atropellados de un atardecer,
que pasamos solo nosotros,
y tú tratas de dejarlos todos en el ayer,
y yo solo quiero un mañana juntos.

Lo que quise que fuéramos,
todo aquello que estoy viendo decaer
con las lágrimas en los ojos,
y el grito a punto de emerger.
Lo que quise que fuéramos,
me ha hecho de amor enmudecer.

Lo que quisiste haber sido,
no lo sé,
pero sí sé sobre mi corazón perdido
en el pozo del que no saldré,
el pozo del sentimiento dolorido
y el pozo de haberte querido.

Lo que quise haber sido,
para ti, era más que otra.
Lo que quise haber sido,
era de tu corazón raptora
y hacerte entrega de mi corazón perdido.
Ahora, perdido,
y confundido,
dentro de los sentimientos
que por ti, he aprendido a sufrir.

3 de marzo de 2014

En noche azul.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían visto, tres años, creyó recordar. Tan solo tres años desde la última vez que hablaron, o se abrazaron, y cuántas cosas habían pasado desde entonces.
Ella recordaba siempre aquella noche, y su cobardía de no habérselo dicho antes.
Él, simplemente, la recordaba.
Cuando es el destino, o la casualidad, quién les hizo volver a encontrarse.

Era invierno, y oscurecía demasiado pronto. Ella, paseaba, despreocupada, con la noche azul siguiéndole los pasos. Él, miraba a sus propios pies, como acostumbraba.

Entró en una tienda, pequeña, perdida, repleta de discos. Él estaba allí, mirando su disco favorito. El de ellos, más bien.
Fingió no estar allí, rehuir de su mirada que le buscaba, huir de sus sentimientos.
Pero, él, ya la había visto.

Se acercó, poco a poco, a donde se encontraba ella, hasta que esta no pudo seguir fingiendo no verle.

-Hola, O. Cuánto tiempo.- así era como él expresaba cuánto de menos la echaba.
-Be, ¡no te había visto!- mintió, mientras se dejaba caer en sus brazos y le abrazaba.

Había pasado mucho tiempo, pero nada dentro de ellos había cambiado, nada dentro de ningún corazón había variado lo más mínimo.
El amor, había vuelto a visitarles.
Nuevamente, después de aquel concierto.

-¿Sabes? Te he echado de menos.-admitió él, estúpidamente. Ella lo sabía, lo podía ver en sus ojos.

Un concierto de amor.

Era uno de esos momentos que ella no podría olvidar. Aún, lo recordaba como si hubiese sucedido ayer mismo.



Cuando se encontraron y se abrazaron, ella no quería que aquel momento acabara.

Los dos, estaban expectantes. Esperaban, entre más personas, con risas y nervios. Ella solo podía mirarle a él, y él la sonreía.
Sería de esas noches a recordar, pensaba.
La hora se acercaba y más personas llegaban.

Ruido, gritos y temblores.
Manos y piernas temblorosas.
Y nervios.
Oh, sí, muchos nervios. Así lo recordaba.

Comenzaron a entrar. Ella, se adelantó, como siempre suele hacer, ir con prisas.
Pero con él, quería hacerlo con tranquilidad.
Él se quedó atrás.
Aún así, volvieron a encontrarse entre la gente.
Ella por delante y él por detrás.

Había música de fondo, y el sudor se respiraba en el ambiente.
Ella miraba a su lado, ligeramente hacía atrás, y allí le encontraba, bailando y cantando.
Él sonreía.
Ella, quizás por él.

Fue en esos momentos, cuando lo supo:
No iba a poder olvidar jamás ese día, y no por la música, o quién tocara aquella noche, si no porque se había dado cuenta de lo que realmente sentía.
Amor.
Por él.

25 de febrero de 2014

Derrota.

Derrota de, si no estás aquí, caer al vacío entre nosotros.
Derrota de tratar de llenar un vacío incurable con otros.
Derrota de no tenerte y perderte.

Vacíos de inseguridad y miedo de rompernos.
Vacíos expuesto al mundo y al dolor de nuestros pechos.
Vacíos de empezarte y quererte.

Pechos vacíos que se llenan a cada mirada de sentimientos.
Pechos derrotados por el dolor que causamos nosotros.
Pechos que te quieren y te pierden.

Dolor facilitado por no creer en los contras y sí en los pros.
Dolor incurable y vacío provocado por otros.
Dolor que te hiere y te espera.

Te espero, con heridas, con un vacío que duele.
Te espero, ansiando la derrota para que mi pecho deje de doler.
Te esperaba, pero la derrota, llega.

23 de febrero de 2014

Imaginación en los Liebster Awards.

Hasta hace bien poco no conocía la existencia de estos pequeños premios, pero, ¡tres nominaciones he recibido! En primer lugar de todo, dar las gracias a todas las nominaciones : a la nominación de mi querida  Andrea, que tiene esa excelente capacidad de la pluma, o de escribir, y este es su blog Palabras olvidadas en la esquina de nuestro último beso.; también muchísimas gracias a mi querido Dani, que aunque diga estar empezando en esto de la escritura, se le da muy bien, como podéis ver en su blog Cincuenta días de Abril; y por último, dar las gracias a mi querida María, ¡a mi Olitas!, que lleva lo de escribir en la sangre, que fluye por ella hasta llegar al papel, como las olas hasta la playa, y todo eso se ve reflejado en su blog A veces escribo sacando el corazón y poniéndolo sobre la mesa.

 
Las normas, son las siguientes:

          -Esto consiste en responder a las once preguntas planteadas por el blog que te ha nominado, nominar a once blogs más y hacerles once preguntas más.
          -Agradecer al blog que te nominó y seguirlo.
          -Responder a sus once preguntas.
          -Nominar once blogs con menos de doscientos seguidores.
          -Avisarlos.
          -Realizar once nuevas preguntas a los nominados.

Dichas las normas, aquí están mis respuestas, empezando por las preguntas de Andrea:
 
                1. ¿Cómo te sientes?
                 En otras circunstancias, respondería que llena de gozo, o felicidad, pero ahora la tristeza está de visita por mi casa.
               2. ¿Podrías vivir sin leer?
                ¿Cómo podría vivir sin aquello que me ha devuelto a la vida? Unos, tienen otras cosas, yo a la lectura, gracias a la cual puedo y he podido vivir otras vidas cuando necesito un refugio para la mía propia.
                3. ¿Cómo empezaste a escribir?
                Con doce años, en una biblioteca, entre mis refugios o libros, junto a una bibliotecaria que siempre me ha apoyado y lo sigue haciendo (gracias, Adeli), y ahí fue donde mis historias empezaron a cobrar forma. Pero, mi verdadera pasión por escribir nació hace tres años, cuando la vida me dio un duro golpe.
             4. Modelo a seguir.
             Diría que es mi escritor favorito, Shakespeare, y no, no es el Shakespeare que todo el mundo conoce, si no que es Nicholas Shakespeare. Algún día, me gustaría ser como él, escribir como él, o casi tan bien como él lo hace.
             5. ¿Cuál es tu libro favorito y por qué?
             "La herencia", de Nicholas Shakespeare, apostaría a decir que es ese. El porqué es algo complicado, a cada uno los libros nos hacen sentir de formas distintas, y este, sin duda, supo como emocionarme y querer vivir dentro de él. Ah, y por supuesto, lo recomiendo.
              6. ¿Cuáles son tus mayores sueños o ambiciones?
                En estos momentos de mi vida, una de mis mayores ambiciones y sueños es llegar a ser escritora, publicar libros, o saber entrar en los corazones de las personas.
              7.  Viaje que ansias hacer.
                 Si estuviera en mi mano, recorrería el mundo entero, viendo cada cultura y cada lugar. Pero, el primer viaje que quiero y pronto haré, es visitar Irlanda.
             8. ¿Cómo te ves en siete años?
                  Terminando los estudios y perdida entre libros.

           9. ¿Qué significa para ti escribir y cómo te sientes cuando lo haces?
                   Escribir es libertad, son sentimientos, es soñar, es imaginación y soy yo. Cuando escribo, siento que estoy reflejando una parte de mí en un papel en blanco, que no hay nada imposible, que puedo ser yo misma, y que, como dijo Jane Austen, puedo darle a mis personajes todo aquello que yo no he podido tener.
          10. ¿Cuándo fue la última vez que fuiste realmente feliz?
                 La verdadera felicidad supongo que me visitó hace poco, hace casi un mes, gracias a esa persona especial que puede hacerte feliz, o gracias al amor.
          11. ¿Qué libro creéis que debería leer todo el mundo?
                 Cualquiera de Edgar Allan Poe, un gran genio entendido por pocos, desde cualquier misterio de Dupin a “El cuervo”.

Siguientes, las preguntas de Dani:
           1. ¿Realmente sientes lo que escribes?
                 Creo que, todo lo que escribo, se podría definir como sentimientos. Es todo lo que escribo, los sentimientos, puesto que muchas veces no sabría decirlos de otra manera.

           2. Describe lo que has sentido al leer o escuchar un poema (tu favorito)
                Un cosquilleo, que nace desde la punta de los dedos, recorriendo mi cuerpo, erizando el cabello y poniendo la piel de punta a su paso, hasta llegar a mi pecho, y llenarlo.
           3. ¿Qué significan los libros para ti?
                Aunque ya he respondido antes, los libros son mi refugio.

            4. Dime un lugar literario donde quieras ir/pasar el resto de tu vida.
                 Una biblioteca, grande, llena de todos los libros que se puedan imaginar.

            5. ¿Tienes algo escrito? Si es así, ¿por qué no te animas a enseñarlo?
                 Sí, he escrito un libro, y he ganado un premio por él, pero aún no me siento preparada para mostrarlo publicamente.

           6.  Autor favorito y el porqué.
                 He respondido más arriba.

           7.  Libro favorito, y por qué lo recomiendas.
                 He respondido más arriba.

           8. ¿Cómo te va en la vida de bloggera?
                De momento, nada mal, me gusta bastante.

           9. ¿Cuándo fue la última vez que escribiste? ¿Y qué escribiste?
                Hoy, sobre el amor, puesto que estoy trabajando en un relato.
           10.  Seguro que tienes algo escrito que no nos has mostrado, ¿por qué?
                Por el miedo a que no guste.

Por último, pero no menos importante, las preguntas de María:

1.  ¿Cuál es tu momento preferido del día y por qué?
    
      El atardecer, porque está lleno de magia, de morado y de azul (mis colores favoritos), y porque las mejores vistas siempre son con un atardecer de fondo.

2.  Cuando conoces a alguien, ¿en qué es lo primero en lo que te fijas?
 
     En los ojos, y sé que sonará típico, pero reflejan todo aquello importante sobre una persona.

3.    ¿Cómo repercuten las personas que conviven contigo en tu vida?
 
     Repercuten, a su manera, de buena o mala forma. Cuando necesito algo, allí están mis amigos para apoyarme, y mi familia para ayudarme. Luego, está la parte mala de recordar o ver a algunas personas.
     
4.      ¿Qué te conmueve?
 
       La felicidad.

5.     ¿Cuánta importancia le das a una impresión a primera vista?
 
       Bastante, puesto que creo que es muy importante. A partir de esa primera impresión o primer encuentro, creas la base de tu opinión sobre una persona. Pero está claro que no es la más importante, pues tu opinión se crea a partir de una serie de repercutidas acciones.

6.    ¿Crees en las casualidades? ¿El destino?
 
      Sí, o casualidad, o destino, o como quieras llamarlo, pero sí, creo en él. Creo que los caminos de las vidas están destinados a encontrarse en alguna ocasión, que hay personas destinadas a estar juntas, y que el azar es la mera casualidad que hace que se unan.

7.     ¿Qué esperas de ti mismo?
 
       Espero poder llegar a ser y poder conseguir todo aquello que me proponga

8.     ¿De qué temas te gusta hablar, o en qué estás interesado?
 
      De Literatura y de libros, que me los recomienden y los recomiende, al igual que con el cine, puesto que siempre es interesante compartir opiniones sobre distintos temas.

9.    ¿Le das importancia a los sueños?
 
       Muchísima, me considero una gran soñadora, y estos siempre reflejan nuestros sentimientos. Últimamente están cobrando mayor importancia en mi vida.

 
11.   ¿Y la palabra amor?

Siempre que respondo a este tipo de preguntas, me gusta citar a mi película favorita, o una de ellas, Moulin Rouge, exactamente al personaje de Christian: "¿El amor? Creo en el amor por encima de todo. El amor es como el oxígeno. El amor es algo esplendoroso, el amor nos eleva a nuestra esencia, todo lo que necesitas es amor" y "Si hay algo de lo que sé, es del amor. Quizás porque lo anhelo con cada fibra de mi ser". Me identifico totalmente con dichas frases.
 
Estos son mis nominados (no son once, pero sí los que suelo leer):

Pésame.

Perdida.

The Voice Of Pain

 
Y mis once preguntas:

1. ¿Qué te motiva a escribir?

2. Descríbete en tan solo seis palabras.

3. ¿Serías capaz de abandonar la escritura?

4. ¿Lees poesía? En caso afirmativo, ¿cuál es tu poeta favorito?

5. ¿Cuál es mejor (en cuanto a la escritura): lo clásico o lo moderno?

6. ¿Quién es tu modelo a seguir?

7. ¿Qué te inspira para escribir?

8. Canción favorita (o canciones).

9. ¿Cómo y por qué empezaste a escribir?

10. En un futuro, ¿crees que seguirás escribiendo?

11. ¿Cuál es tu tipo de arte favorito (música, poesía, pintura,…)?

Por último, agradecer a quiénes hayáis leído toda la entrada, puesto es bien larga, así que, ¡muchas gracias!

 
 
 
 
 
 
 
 

18 de febrero de 2014

La respuesta del choque.

Una explosión.
Dos corazones.
Pero solo herido un corazón.
Antes de tu huida, antes de todo, fue el choque, y con el choque, el accidente. El choque fue tu entrada en mi vida, como una colisión en la que explotan sentimientos. El choque, fue la respuesta de mis sentimientos hacía ti.
La respuesta del choque, en cambio, fue decirte lo que sentía. Y no obtener ninguna respuesta.
La respuesta del choque, eran tus sentimientos ocultos.
"No sé", respondías, y aún sigo esperando.
Pero esta vez, los "no sé" estaban enmascarados con una inminente huida. La tuya, la mía. O la de nuestros corazones.
Un adiós teñido.
Un "no quiero olvidar".
Y tu huida.
Llegó el choque final, enmascarado de dolor, para azotar a mi corazón.
Tú, comenzabas a alejarte, yo comenzaba a encerrarme.
La respuesta del choque acabó en lágrimas, por tu huida.
La respuesta del choque se convirtió en mi tortura.
"No quiero olvidar", sentencié, a mi corazón.
"Lo siento", te disculpabas, tiñéndolo, porque era un adiós.


Un recuerdo.
Un roto corazón.
Y un regreso.

12 de febrero de 2014

El incidente del accidente.

Fue a partir de aquel incidente, de aquel accidente, de aquella colisión, cuando todo cambió. Acción y causa, golpe y repercusión.

Un golpe.
En dos corazones.
El amor abría sus fauces,
estando los dos bajo su arrope.

"¿Quisieras acompañarme?", susurraste, esperando que fuera a tu lado, como esos amantes secretos de corazones inseparables.
"Te acompañaré", afirmé.
"Ya no te escapas de mí", sentenciaste, o sentenciaron a mis sentimientos, que ya no tendrían posible escapatoria dentro de las garras del amor.

Aquello, fue provocado por la acción del amor, repercutiendo en tu vida, golpeando la mía, y causando a dos que se creían inseparables.
Hacíamos nuestro lo imposible, una canción, un banco, dos estatuas, un momento y un abrazo. Hacíamos todo aquello que se espera de dos futuros uno.

Una huída.
Un beso.
Y ninguna posible vuelta atrás.

Pero, tu huída era inminente. Era el incidente al que conllevaba aquel accidente, a que escaparas.
Escapar, esta vez, llevaría a nada. Porque aquello de lo que querías escapar, lo llevabas instalado dentro de ti. Eso fue el verdadero incidente, el rasguño que provocó en tu corazón el accidente, o tal vez el amor.

Tú, huías de nosotros.
Yo, huía de la verdad.

Y, tras ello, solo tres números repercutían en mi cabeza:
"Once, veintiuno, veinticinco."
Unas fechas, quizás.
O una matrícula, tal vez. De un coche, que provoca el accidente del amor en tu vida.

Un conductor.
Un viandante.
Y una sola respuesta.

10 de febrero de 2014

El accidente.

En aquel cruce de miradas me atropellaron. El amor era el causante de tal accidente. Sangre, manchada de sentimientos esparcidos por el suelo.

Un viandante.
Un conductor.
Y el amor de por medio.

A paso firme por el cruce que era mi vida, siempre a riesgo de ser atropellada por el amor, y al final este último se salió con la suya.
Un pitido, ruidos, gritos y todo negro.

"¿Estás bien?", dijo aquel conductor, mesándose el tupé y mirándome.

Fue en aquel instante, cuando nuestras miradas se cruzaron, cuando sentí el verdadero accidente. Sus manos, rozando las mías. El nudo, en la garganta, y el estómago encogido por el pinzamiento del amor.

"Estoy", respondí, buscando sus ojos hasta dar con ellos. Oscuros, como su pelo, pero llenos de vida, que, por desgracia, se apagaba poco a poco.

Lo supe en cuanto le vi. Por desgracia o por buena suerte iba a ser él quién estuviera detrás de mis sonrisas a partir de ahora. Iba a ser él quién causara mis lágrimas. Y no me equivocaba al decirlo, pues las lágrimas no tardarían en aparecer.
Lo supe, lo supimos, y lo supiste. A partir de ahora la Fortuna jugaría con nosotros al son del amor, variando el "nosotros" como juntos o separados.

Mi sangre, esparcida, a culpa de los sentimientos, y tú estabas dispuesto a recogerlos, lo supe en tu mirada.

Una mirada, que decía todo, sin necesidad de palabras. Aunque fueron las palabras y aquel "lo siento" con matices de adiós los que terminaron destruyéndonos.

Una destrucción inminente.
Otro accidente.
Sentimientos catapultados en ríos por mis mejillas.

28 de enero de 2014

Te hablo a ti.

Insomnios que producen delirios,
pesadillas que acaban en insomnios
y un solo Insomnio dentro de mis sueños.
Sueños poblados de tus ilusiones,
poblados de esperanzas y traiciones,
y andamos en ellos por los cables.
Suena nuestra favorita canción,
¡escucha, Insomnio!,
la melodía va al son de mi corazón
que late por ti, Insomnio.
¿Quieres entrar en mis sueños, Insomnio?
Allí yo soy feliz contigo.

22 de enero de 2014

La Razón y el Corazón.

Decisiones e indecisiones donde las haya, siempre las segundas dominando a las primeras, de cuando el Corazón y la Razón dictan cosas distintas.
"Te van a hacer daño" dice la Razón y, volviendo a su debate, dictamina: "Esto no está bien".
En cambio el Corazón parece tenerlo más claro:
"Sabes lo que sientes y ello conlleva a la felicidad. Hazlo".
Pero ninguna de ambas razones parecían dictaminar algo dentro de su propia cabeza, volviendo a sus sentimientos en nudos con candados, imposibles de deshacer.

"Le quieres", sentenció el Corazón,"y él a ti".
"Pero ella sabe que ahora lo suyo no puede ser" aludió la Razón a la realidad, a cómo eran las cosas.
Seguía con la presión en el pecho, ella, con las mariposas en el estómago, y las cataratas en los ojos. La Razón hacía honor a su nombre, todo podría salir mal e incluso podría ser que nada saliera adelante. Pero ella sabía que así jamás sería feliz que, así, solo acabaría con un vacío más en su pecho.
"Si no lo haces, no serás feliz" y cuánta razón poseía el Corazón.

Y, aún pese a todo, ella se preguntaba: ¿Quién ganará, el Corazón o la Razón?

9 de enero de 2014

Una espera (casi) eterna.

Te escribo, esperando que me leas.
Te quiero, soñando con que tú lo hagas.
Y te vuelvo a escribir, esperándote.
Te espero, en aquel lugar donde solíamos estar.
Y estoy, justo donde me debo hallar,
y vuelvo a caer, esperándote.
Mientras espero, no me paro de preguntar
"¿Algún día volverás?".
Porque, quizás solo puedo hallarme esperándote.
Esperándote pasan los días, como el mar,
como las olas.
Porque te esperaré hasta que vuelvas,
a mi vida, para volverte a amar.