23 de noviembre de 2014

Una mentira más

Quiero despojarme de los sentimientos
y dejar al desnudo a mi corazón.
Pero eso ya lo haces tú.
Con tus ojos oscuros
te cuelas en mi interior vacío
y lo habitas de sensaciones que,
antes, ni sabía que existieran.
Te cuelas dentro de mí
como si fuera una puerta abierta
que para los demás siempre estuvo cerrada.
Me enseñas a ser dentro de tus abrazos
cálidos, a volver a sentir
y a que ya nada es como antes.
Porque nada podría volver a ser igual
después de ti.
Ahora estoy tratando de volver a vaciarme,
porque a ver cómo le explico a estos
sentimientos que te has ido.
Voy a vaciarme de ti
como si nunca hubieras pasado por mí
como si nunca me hubieses devuelto a la vida
como si nunca me hubieras hecho volver a latir
como si nunca fuimos uno
como si nunca hubiese dicho "te quiero".
Como si esto solo fuera una mentira más
Por más que trate,
no podré vaciarme de lo que
siempre formará parte de mi ser:
tú.

22 de noviembre de 2014

No sé.

Enamorarse aún el riesgo de saber que no funcionará, de saber que tarde o temprano acabará y nada volverá a ser igual. Querer quedarte atrapada en un abrazo que no quieres que acabe. Querer encerrarte en sentimientos que sabes que no acabarán. Y ese es el problema.
El problema reside en cuando miras a unos ojos y sabes que no quieres dejar de hacerlo, en cuando sabes desde tu seguridad que no quieres separarte ni centímetros de esa persona. Que quieres cogerla de la mano y no soltarla, sentir sus dedos rozar tus yemas y no saber en qué mundo te encuentras. Querer sentirla hasta cuando sientes que los centímetros os separan.
No querer que se vaya y no querer marcharte, querer sostenerla tu lado, aún cuando sabes que se está yendo.
Enamorarse aún a pesar del dolor.
Y ese es el problema.

11 de noviembre de 2014

Tenía nombre: Tristán

Quiero llorar a la lápida de tu marcha
y desabrocharme todos nuestros recuerdos
para lanzarlos a la fosa común
donde siempre tuvieron que estar.
Quiero despeinar el dolor que oprime mi pecho
y narrar todas y cada una de nuestras desventuras.
Contarle a las dudas
que no debieron existir,
que fueron las culpables de nuestra caída.
Narrarte las penas
vividas tras tu depedida
y perjurarle a mi corazón
que tarde o temprano
dejará de doler mi cicatriz de ti.
Enumerarte las cicatrices
que has dejado con cada huella bajo mi piel
y cada sentimiento
difuminado por el paso del tiempo.
Jurarme a mí
(con los dedos cruzados)
que no volveré a caer en ti.
Y sé que nosotros
nos basamos en mentiras
y que esta es otra más.

Contemplo nuestra historia resumida en líneas
y yo aún no sé borrarte,
a pesar de haberte escrito a lápiz
por si las idas.
Mira el foco de tristeza que son mis ojos
ahora que aullan ante el abandono
y el destrozo
que has dejado a tu paso.
Observa cerrándose a mis labios
con miles de palabras calladas
que auguran serte dichas.
Mira cómo temblaba con cada uno de los roces
de tus dedos en mis tímidas manos,
de tus arañazos en mi inconsciente alma.
Mira ahora.
No somos más que el recuerdo de una tumba
a la que visitar, observar y susurrar:
"sí, fuimos".
Fuimos en pasado
y ya no seremos.