23 de octubre de 2014

"¿Cómo podían asentarse en la tierra dos seres tan volátiles?

Éramos dos histéricos
ante el mundo sempiterno
que se nos abría.
Éramos dos histéricos
ante las ganas incontrolables
de tocarnos y tocarnos.
Hicimos nuestros miles de lugares
y cada momento eterno
con tan solo una mirada.
Y ya nada.
No queda nada
de lo que un día fuimos,
tan solo recuerdos
tan hechos polvo
que vuelan con soplarlos.
Éramos dos ingenuos,
o era yo,
al creer que duraría.
Fuimos ingenuos,
no estábamos hechos
para, ya sabes,
estar juntos.
¿Cómo anclar a dos seres
tan volátiles,
a dos seres inquietos
que solo quieren volar?
Y todo terminó.
Tú volaste lejos
y yo me quedé en tierra;
esperándote, decía.

5 de octubre de 2014

Palabras olvidadas (III)

Esto ha de terminar antes de que me rompa más y ya sí que no sepa qué decir.
Las palabras se esfuman. Como nosotros.
Aunque aquel nosotros no haya podido ser puedo decir el alegrarme de haberte tenido. Hacía tanto tiempo que no sentía; no, no algo así, sino sentir, llevaba mucho tiempo en estado latente sin que nada hiciera funcionar a mi corazón. Hacía mucho tiempo que no me disponía a entregar mi corazón sin miedo a que me lo devuelvan roto (vaya). Hacía mucho tiempo, mucho, mucho mucho tiempo que el amor dió paso al dolor y ya no sentía. Pero gracias a ti he podido.
Gracias a tu pelo revuelto, tus ojos grandes y soñadores, tu sonrisa infantil que arreglaba todo, tus manos temblorosas y tímidas, gracias a que fuiste tú y no cualquier otra persona. Gracias por dejarme sentir como nunca antes había sido capaz. Gracias por dejarme quererte y fingir que todo acabaría bien. Gracias por permitirme imaginar millones de momentos a tu lado y dejarme invadir por un cosquilleo que recorría cada una de mis terminaciones nerviosas. Gracias por todo. Pero ya te has ido y todo esto serán palabras lanzadas al vacío.
Sí, sí hay palabras.
O queda una por decir: Gracias.