20 de julio de 2015

Y que el dolor no abandona

Nunca te he podido perdonar.
Nunca sabré perdonarte
por todas las lágrimas que trajiste,
por el dolor que me consumió,
consume
y seguirá consumiendo.
Nunca te perdonaré
por haber roto el nosotros
dejándonos en el tú y yo
que parecía no ser capaz de volverse a unir.
Hoy no puedo perdonarte,
porque el pasado lo llevo cargando
casi tanto tiempo como el dolor.
Hoy no puedo perdonarte,
pero nunca seré lo suficientemente capaz de odiarte
como para olvidarnos.
Hoy no sé perdonarte,
he buscado las maneras,
nos borré de cualquier rastro que llevara a un recuerdo.
Hoy no sé perdonarte,
tampoco puedo perdonarme a mí.
No sé perdonarte,
pero tampoco sé cómo
dejar de quererte. 

3 de julio de 2015

Herida por pérdida

Recuerdo el dolor.
Tras todo lo vivido,
solo has dejado una herida
incapaz de sanar.

Recuerdo tu paso estrepitoso
revolviendo el orden de mi
interior y jurándome que
algún día el caos terminaría.

No, no terminó.

Arrojaste cualquier atisbo de cordura
al más profundo vacío
con una sola mirada,
siendo yo minusválido
en capacidad a recomponerme 
del huracán que fuimos.
Acabaste con la sensatez previa
trayendo eterno pánico a tu marcha,
volviéndome en ser
de una única cosa capaz.

Recuerdo el dolor.
Tras todo lo vivido,
te has convertido en herida
que no cicatrizará.

Cura y culpable de la herida
quedan unidos componiéndote.

¿Sanará?