16 de marzo de 2014

Lo que quise haber sido.

Lo que quise haber sido y no supe.
Lo que quise y no tuve.
Lo que pudimos haber sido, y no fue.

Éramos un soplido de aire frío,
que consume en un cuerpo el brio
y te arrastra como un torrente, o un río.

Lo que pudimos haber sido, no pudo ser.
Recuerdos atropellados de un atardecer,
que pasamos solo nosotros,
y tú tratas de dejarlos todos en el ayer,
y yo solo quiero un mañana juntos.

Lo que quise que fuéramos,
todo aquello que estoy viendo decaer
con las lágrimas en los ojos,
y el grito a punto de emerger.
Lo que quise que fuéramos,
me ha hecho de amor enmudecer.

Lo que quisiste haber sido,
no lo sé,
pero sí sé sobre mi corazón perdido
en el pozo del que no saldré,
el pozo del sentimiento dolorido
y el pozo de haberte querido.

Lo que quise haber sido,
para ti, era más que otra.
Lo que quise haber sido,
era de tu corazón raptora
y hacerte entrega de mi corazón perdido.
Ahora, perdido,
y confundido,
dentro de los sentimientos
que por ti, he aprendido a sufrir.

3 de marzo de 2014

En noche azul.

Había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían visto, tres años, creyó recordar. Tan solo tres años desde la última vez que hablaron, o se abrazaron, y cuántas cosas habían pasado desde entonces.
Ella recordaba siempre aquella noche, y su cobardía de no habérselo dicho antes.
Él, simplemente, la recordaba.
Cuando es el destino, o la casualidad, quién les hizo volver a encontrarse.

Era invierno, y oscurecía demasiado pronto. Ella, paseaba, despreocupada, con la noche azul siguiéndole los pasos. Él, miraba a sus propios pies, como acostumbraba.

Entró en una tienda, pequeña, perdida, repleta de discos. Él estaba allí, mirando su disco favorito. El de ellos, más bien.
Fingió no estar allí, rehuir de su mirada que le buscaba, huir de sus sentimientos.
Pero, él, ya la había visto.

Se acercó, poco a poco, a donde se encontraba ella, hasta que esta no pudo seguir fingiendo no verle.

-Hola, O. Cuánto tiempo.- así era como él expresaba cuánto de menos la echaba.
-Be, ¡no te había visto!- mintió, mientras se dejaba caer en sus brazos y le abrazaba.

Había pasado mucho tiempo, pero nada dentro de ellos había cambiado, nada dentro de ningún corazón había variado lo más mínimo.
El amor, había vuelto a visitarles.
Nuevamente, después de aquel concierto.

-¿Sabes? Te he echado de menos.-admitió él, estúpidamente. Ella lo sabía, lo podía ver en sus ojos.

Un concierto de amor.

Era uno de esos momentos que ella no podría olvidar. Aún, lo recordaba como si hubiese sucedido ayer mismo.



Cuando se encontraron y se abrazaron, ella no quería que aquel momento acabara.

Los dos, estaban expectantes. Esperaban, entre más personas, con risas y nervios. Ella solo podía mirarle a él, y él la sonreía.
Sería de esas noches a recordar, pensaba.
La hora se acercaba y más personas llegaban.

Ruido, gritos y temblores.
Manos y piernas temblorosas.
Y nervios.
Oh, sí, muchos nervios. Así lo recordaba.

Comenzaron a entrar. Ella, se adelantó, como siempre suele hacer, ir con prisas.
Pero con él, quería hacerlo con tranquilidad.
Él se quedó atrás.
Aún así, volvieron a encontrarse entre la gente.
Ella por delante y él por detrás.

Había música de fondo, y el sudor se respiraba en el ambiente.
Ella miraba a su lado, ligeramente hacía atrás, y allí le encontraba, bailando y cantando.
Él sonreía.
Ella, quizás por él.

Fue en esos momentos, cuando lo supo:
No iba a poder olvidar jamás ese día, y no por la música, o quién tocara aquella noche, si no porque se había dado cuenta de lo que realmente sentía.
Amor.
Por él.