Fue el sexo de tu sonrisa
que pedía a gritos
perderse en las caderas de alguien.
Fue tu mirada de voracidad
que hablaba del hambre enfermiza
por querer dejarse llevar por unos
labios desgatados de tristeza.
Fueron las ganas
y las prisas
de ti entrando en mi vida.
Fueron tus deseos
de miles de noches en vela.
Fue que querías perderte
y yo ansiaba perderme.
Tú supiste encontrarte
una vez saciado tu instinto de amarme.
Yo nunca supe.
Punto y fin.
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