22 de enero de 2014

La Razón y el Corazón.

Decisiones e indecisiones donde las haya, siempre las segundas dominando a las primeras, de cuando el Corazón y la Razón dictan cosas distintas.
"Te van a hacer daño" dice la Razón y, volviendo a su debate, dictamina: "Esto no está bien".
En cambio el Corazón parece tenerlo más claro:
"Sabes lo que sientes y ello conlleva a la felicidad. Hazlo".
Pero ninguna de ambas razones parecían dictaminar algo dentro de su propia cabeza, volviendo a sus sentimientos en nudos con candados, imposibles de deshacer.

"Le quieres", sentenció el Corazón,"y él a ti".
"Pero ella sabe que ahora lo suyo no puede ser" aludió la Razón a la realidad, a cómo eran las cosas.
Seguía con la presión en el pecho, ella, con las mariposas en el estómago, y las cataratas en los ojos. La Razón hacía honor a su nombre, todo podría salir mal e incluso podría ser que nada saliera adelante. Pero ella sabía que así jamás sería feliz que, así, solo acabaría con un vacío más en su pecho.
"Si no lo haces, no serás feliz" y cuánta razón poseía el Corazón.

Y, aún pese a todo, ella se preguntaba: ¿Quién ganará, el Corazón o la Razón?

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