3 de junio de 2014

Tristes ojos que inspiraban

No sabía qué era la poesía
sin hablar de su inspiración,
que era él, su corazón,
o por quién este latía.
Ella no hablaba de poesía
sin perderse dentro de su mirada,
la cual la dejaba congelada
como sino existía.
Y, así, ella,
solo hablaba de poesía
sin él pensaba
y solo se inspiraba
cuando con él soñaba ella.
No pidas que te hable de poesía
o terminará hablando de sus ojos
y cómo no soñaba con otros
que no fueran los suyos.
No digas que defina poesía
o comenzará a mencionar al amor
y hablará sobre una mundana pasión
que a veces trae puror.
No hables de poesía
(no, por favor)
que hablará de él ella
disfrazándolo de inspiración.

1 comentario:

  1. ¡Es magnífico! ¡Y maravilloso!
    Se me ha encogido la tripa y ay.

    ResponderEliminar