22 de abril de 2014

Capturas de felicidad

El frío de entumecerme por la estaticidad de que si me muevo de tu lado desaparezcas.
El fuego helado de tenerte a mi lado y aprender a descongelarlo, haciendo que mis pulsaciones se alteren.
Tus ojos, buscando y contemplando los míos, y solo es brillo.
A milímetros escandalosos de tu boca a la mía, y que desaparezcan para sentir que te quedas.

Todo aquello era felicidad.
Y, por más que traté de abrazarte, de sostener tu mano, te acabaste yendo.
Ojalá aquella ajetreada despedida no hubiese sido la última.

El frío de mi corazón entumecido tras las palabras del hielo final para golpearlo y romperlo.
El fuego helado de mi interior que se asemeja al cristal por la fragilidad de que se destruirá.
Mis ojos, buscando una mirada que se perdió con tu marcha.
A milímetros escandalosos del desastre de mi hundimiento, por tu huida, por mi convicción de que te quedarías.

Y así la felicidad fue momentánea.
Como una captura que puedes ver vez tras vez, sintiendo que aquello que estaba ya no está, porque está roto y esparcido.
Y por más que traté, ahora una parte de mí es polvo por ti.
Ojalá.
Ojalá la felicidad fuera más que una captura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario